2023- Cacheiro. El arte desde el refugio y la resistencia en Averías

Exposición homenaje al ceramista Tomás Cacheiro Sánchez (noviembre 1921-octubre 2002), oriundo de Treinta y Tres. 22 de junio al 8 de julio de 2023. Exposición montada entre la Galería y Sala Negra del MuHAr y el Foyer del piso 1 y 1/2. Realizada en el marco de la conmemoración de los 50 años del Golpe de Estado del 27 de junio de 1973.

Tomás Cacheiro está considerado uno de los mejores ceramistas del Uruguay y es un referente en la formación de la Facultad de Bellas Artes de la UdelaR. Oriundo de Treinta y Tres, fue docente de dibujo e historia del Arte en Secundaria hasta su destitución en 1976. Tras la misma, se “exilió” con su familia a orillas del Cebollatí -en Averías-, para vivir de la pesca y un pequeño huerto, lo que marcó un antes y un después en su vida y en su quehacer artístico. El río, el monte, los animales, todo confluye -junto a su vuelta al simbolismo de sus primero años-, a una producción única en su tipo, donde se amalgaman imágenes y elementos de ese entorno, como fueron los maderos que el rio dejaba a su paso.

Esta exposición se realiza con una doble mirada sobre la persona de Tomás Cacheiro: por un lado la mirada sobre el artista -docente y creador de arte- y por otro, la mirada sobre la persona que sufrió directamente las consecuencias de la dictadura de entonces.
El arte como refugio y resistencia desde Averías pretende resaltar esas dos herramientas que ofrece el arte: un refugio y una forma de resistir.

LOS INICIOS
En su juventud, convaleciendo una dolencia de muchos meses, se acercó al dibujo en largas horas de solitaria dedicación, hasta manejarlo con  total solvencia. En esa experiencia de vida encontró que la entrega y la tozudez, eran disposiciones fundamentales para lograr resultados en la tarea creativa. Más tarde, obstinado en el encuentro de formas para expresarse, transitó los primeros pasos en el dibujo surrealista, descarnando la figura humana y la naturaleza, con el claro objetivo de provocar al espectador de manera turbulenta.

LA BÚSQUEDA
Pasado el tiempo, establecido en su casa familiar y ejerciendo la docencia en Secundaria, adquirió su horno. Comenzó entonces las primeras experiencias con cerámica y repujado en chapas metálicas. Hubo un período, como autodidacta, de búsqueda muy libre, expresada en pequeños objetos: collares, medallones colgantes, vasos, jarras, etc.

EL TALLER TORRES GARCÍA
Al contactarse con un grupo de alumnos de Torres García, con los que estableció una gran amistad, logró un ordenamiento de sus ideas en la composición, para llegar a formularlas  dentro del campo de lo geométrico y no figurativo, sin  acercarse nunca a la rigidez formal de la Escuela. Esto le permitió dar un vuelco en la docencia del dibujo en el liceo (introduciendo los conceptos de la sección áurea) y en su forma de expresión personal en la cerámica y el repujado de metales. Ese pensamiento lo manejó cautelosamente, porque le molestaba sentirse regido por exigencias doctrinarias.

AVERÍAS, MONTE Y RÍOS
El arte, desde el refugio y la resistencia en Averías, tomaría nuevos caminos. Rodeado de un monte natural y un río, que le brindaban un paisaje inspirativo, surgieron para su obra maderas horadadas, piedras agrietadas, formas moldeadas en barro, texturas de arenales, barrancas erosionadas, el pequeño oleaje vibrando, la fuerza de la gran correntada arrastrando todo a su paso, los lagartos, los caranchos, los caracoles, los nidos de insectos y la grandeza de un toro solitario.
Todo ese entorno, fue plasmado en cerámica, escultura, dibujo y poesía, con unas manos creadoras de percepciones transfiguradas, de un entorno que, sencillo y humilde, le aportaba las ideas y los materiales para su inagotable producción artística.

EL RETORNO DE LO OCULTO
Pero hay otro aspecto fundamental en su creatividad artística que se destaca: el regreso al psiquismo de los primeros pasos. Una actividad mental -escondida durante muchos años- se despierta y se ensambla con la inspiración de los elementos del ambiente de Averías. Aparecen así nuevas expresiones formales signadas por aquel recuerdo subjetivo, que distorsionaba y deformaba la realidad. Cacheiro realizó un trabajo en equipo, en el cual la naturaleza y el hombre dialogaron en armonía para recrear un nuevo paisaje.
El trabajo de un ceramista creador es algo que se construye desde su introspección, pero no por ello Cacheiro fue un artista solitario. Su compromiso con la sociedad toda y con su marco más inmediato fue constante desde su trabajo como docente en la educación formal y en su propio taller, desde su iniciativa en la promoción de hechos culturales y desde su posición ideológica.

REMOCIÓN Y DESPOJO
Hasta su destitución por la dictadura en 1976, fue profesor de Dibujo e Historia del Arte en el Liceo Departamental (cargo que obtuvo por concurso). Allí también creó el taller de cerámica y artesanía en metales. Además, fue docente en el Instituto Normal Magisterial, participó en las Misiones Socio-Pedagógicas, fundó el Cine Club de Treinta y Tres, inspiró la organización de ferias artesanales y realizó escenografías e iluminación en el Teatro Experimental. Una de las dos únicas exposiciones de Torres García que se hicieron en el interior del país, la exhibió Cacheiro en el Liceo de Treinta y Tres.
Pasó toda una vida vinculado activamente a su comunidad, dedicado a impulsar y divulgar tareas relacionadas al arte, como forma de sensibilizar y de abrir caminos para disfrutar de él. Enfrentó activamente la reclusión que existía, en una sociedad muy limitada en las comunicaciones culturales. Esa entrega inevitablemente lo condujo a criticar y denunciar sin evasivas las condiciones de vida y el sufrimiento de los despojados de su entorno social, manifestando y desafiando las ideas políticas que lo generaban.
Por eso la dictadura lo destituyó, y lo despojó dolorosamente de su tarea de profesor -de la cual provenían sus ingresos- y lo aisló de ese vínculo vital de cercanía con sus alumnos. Una bomba de alquitrán de los represores fascistas marcó su casa y decidió su exilio. Como consecuencia recaló en Averías, a orillas del Cebollatí,  alimentándose con su familia de la pesca y de un huerto que los nutría.

Textos y Curaduría del Arq. Juan Carlos Mántaras

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