Minerva marca el camino: elementos clásicos en la iconografía de la revolución oriental
Desde el 4 de octubre de 2025.
Las transformaciones sociales y políticas profundas, sobre todo aquellas que fueron acompañadas de campañas militares o revueltas y que necesitaron el apoyo popular para su consagración, procuraron generar una serie de imágenes que las referenciara. Estos procesos, que fueron numerosos y continuos a lo largo de la historia, hicieron de la imagen un elemento de propaganda. Esculturas, pinturas e incluso edificios y grandes construcciones, fueron utilizados para crear las ideas del nuevo régimen o proceso que se instalaba o se deseaba instalar. Las imágenes buscadas para generar legitimidad generalmente encontraban su origen en el pasado. Pero solían intervenirse con elementos modernos con el fin de delimitar el mensaje que se pretendía dar.
El tránsito revolucionario latinoamericano de la primera mitad del siglo XIX, es un claro ejemplo de este proceso. Los patriotas e intelectuales que se levantaron contra la corona española -inspirados sobre todo en la Revolución Francesa- recurrieron a una serie de símbolos, generalmente antiguos, que asociaron a su empresa revolucionaria. El Río de la Plata no quedó exento de estos movimientos. Por eso, en el marco de las actividades del mes de patrimonio 1825-1830: Bicentenario en todos los pagos, en el MuHAr destacamos algunos de los símbolos utilizados por los revolucionarios orientales. En Montevideo convivimos hasta la actualidad con una cantidad de elementos clásicos que los siglos XIX y principios del XX nos dejaron como símbolos: en banderas, blasones, escudos, monedas y cuadros, posan -quizás a veces de forma desapercibida- personajes y seres mitológicos de la antigüedad que se encuentran en este museo. Su origen, su significación clásica y su reconversión en el siglo XIX, son el objeto de nuestra exposición.
A través de Minervas, Hércules, gorros frigios y coronas de olivos, invitamos a recorrer parte de nuestro acervo con otra mirada: la del vínculo con elementos de nuestra cultura nacional y cívica, de nuestro proceso de independencia, mostrando así la presencia de la cultura clásica en nuestra historia.